Me congratula enormemente la victoria del pasado Domingo de Fernando Alonso en el pasado Gran Premio de Imola. Y digo que me congratula enormemente, porque lo que tienen los deportes de emocionantes y de hacernos pasar tan buenos o malos ratos, es porque lo sentimos como algo propio. Porque nos alegramos de que un español gane en un evento deportivo. Y tan huérfanos como estamos de alegrías de esta índole, debemos celebrar por todo lo alto, que un chico tan majete y tan simpático sea un campeón. Un chico, que por otra parte, no se llama Jordi ni Carles ni Josep, ni siquiera Gorka o Xabier. Que lleva un nombre de tan rancio abolengo y tan cargado de historia patria como es Fernando. Que además lleva en su casco esa banderita tan polémica y denostada simplemente porque es la española. En fin, que no nos cabe duda de que cuando festejamos la victoria del asturiano, estamos celebrando la victoria de un español, que es lo que en definitiva nos hace vibrar con los deportes. Lo dicho, mi enhorabuena por Fernando, por todos mis compañeros y por mí el primero.
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