Mi tele ha muerto

Pues eso, que ha petao. Esta semana cuando iba a encenderla como todos los días se ha quemado. Los que la conocíais desde hace tiempo ya sabéis que no se sabía muy bien cuantos días le quedaba de vida, ya que iba renqueando día tras día.
En fin, a rey muerto, pues rey puesto.
Ya estoy sondeando el mercado, pero las cosas están difíciles. Acabo de percatarme de que los principales fabricantes de televisiones del planeta, hace algún tiempo que optaron por dirigir toda su producción hacia las nuevas tecnologías. Es prácticamente imposible encontrar un aparato de tubos catódicos de toda la vida de las marcas punteras en casi ninguna tienda. De hecho, yo solo he encontrado algunos de los que están en exposición y que por supuesto no quiero llevarme a mi casa.
Por lo tanto estoy empezando a convencerme de la cruda realidad y voy a tener que apechugar y realizar un desembolso algo mayor al que tenía pensado al principio....
Pero qué coño. Mira, si pensamos con reparos pasan varias cosas: para qué quiero ese dinero que tengo ahorrado y que nunca gasto. Para que levantarme día tras día, pasar algún que otro rato de mucho trabajo y poca satisfacción. Hay que vivir al día, aprovechar cada momento de la vida, que al final resulta mucho más corta de lo que pensamos. Además, si tengo algo de fortuna, me van a pagar un plus dentro de poco, que irá previsiblemente a financiar mi nueva adquisición. De momento, voy tirando con mi pequeña trinitrón de 14'', peleandome con mis chicas y disputando los minutos de la parrilla televisiva, hasta que disponga de mi nueva maravilla de 32''.
Esto es un nuevo mundo para mí y no se cuanto falta para aterrizar.